Tan sexy como la esperanza

Hallábame ayer en la sobremesa, debatiendo con mi madre sobre el por qué los pendejetes de Cablenet no venían a conectar el pinche interné, cuando me asaltó una idea, o más bien, mi madre me la hizo notar:

- Tus plantas están bien secas.

Es que yo con las plantas no sé, ay, no es por mala onda, pero se me olvidan… o sea las veo ahí verdecitas y bonitas, ayudan al fengshui y a purificar pero me acuerdo de que necesitan agüita como tú y como yo casi cada que pasa el cometa Halley. Soy mejor para cuidar animalitos que cuando tienen hambre te la mientan gritando cariñosamente, como los gatos, perros o de plano las mordidas que te sueltan los ratones. Como resultado de mis olvidos vegetales, ya se me ha secado una planta de chile, una ruda (así se llama y huele acá bien rudo), tuve que dar en adopción la monedita de no se qué, mientras que la sávila y la pata de elefante son las únicas que sobreviven. La pinchuda pues por ser desértica (los tréboles huésped que la rodean sí valieron cacahuate), y la pata de elefante, ah, esa es mi gallo, resiste y resiste, verde y bonita, haciéndome pensar en la persistencia de la vida.

Pero hoy no voy a divagar. La persistencia de la vida es como la esperanza, que por sí sola es sexy, no necesita más nada, porque lo sexy siempre es lo que está por venir, lo que aún no se toca pero se puede oler, se predice. Es que ayer mi maestro de ballet me dijo que mi rol en el bolero de Ravel es ser como la esperanza, pero me dijo que no sea sexy ..... auu me dijeron que *NO* sea sexy, por primera vez en la vida ajúa!!! Porque vaya que se han cansado de pedirme sensualidad mis maestros de danza, jojo, porque, joder, que no es tan sencillo concentrarse en sacar bien una coreografía y además poner también una cara sepsi, relajada, oséase, jotear. Nada, que la jotería sale a flote cuando uno menos lo espera, y eso es sexy, lo inesperado, claro, como la esperanza.