De por qué amo el folk ruso. Y otras fruslerías.

Me gusta la palabra fruslerías. Me suena como a frutas frescas y triviales, baratas pero bonitas (y buenas), y que siempre van acompañadas, en plural.

Bueno, amo el folk ruso por esto, que se llama Tsiganochka, algo así como gitanita:

Y las demás fruslerías que también amo y enunciaré con mucha honra, son:

- Soñar con sex symbols: no lo conté, pero el otro día soñé con Jude Law y fue re bonito. En lugar de esos sueños todos fumados que suelo tener, me divierte de repente soñar con algo banal y sencillo, que no requiera interpretarse. Bueno pues anoche soñé con Brian Molko, tal vez no sea un sex symbol universal pero pues tiene su pegue, y soñé que estábamos en Buenos Aires y me tomaba una foto con él, y de ahí no se me despegaba, íbamos a mi casa y yo me ponia un swetercito rojo y me perfumaba, y aunque yo no estaba convencida de que eso era lo que mejor me quedaba en el momento, él decía que así me veía bien y no dejaba de besarme y abrazarme, aauu. Jajaja chale. Ah y por cierto el Brian de mi sueño no se pintaba los labios y se parecía un tanto cuanto a Ewan McGregor, pero igual era el Brian.

- Salir a caminar escuchando música para luego comprar fruslerías: por ejemplo ayer, que en un arrebato de aburrimiento dominical originado por la esclavitud del deber escolar, salí a caminar como alma que lleva el diablo, pa' despejarme, y pos me despejé. A mitad de mi camino compré 3 cosas muy poco útiles, a excepción de una: unos lindos bolígrafos -$14, italianos, digo no al meidinchaina- de brillantes colores naranja, celeste, violeta, fucsia y verde, la versión ochentera de una película que contaban en el último libro que me ha hecho llorar, El beso de la mujer araña, de rebaja, a sólo $49, y finalmente, un paraguas celeste para poder regresarme con estilo, porque seguro me iba a llover, cosa que pasó :D. Esa fue la unica fruslería útil que adquirí. Pero lo más útil fue recuperar mi buen humor. Creo que las mujeres estamos genéticamente preparadas para desarrollar esta primitiva actividad de recolección y así mitigar nuestras ansiedades, cada una a su manera.

- Lograr hacer muy bien algo que requiere gran motricidad fina: como ser, ponerme delineador líquido en los párpados y que me quede perfecto, como nunca antes, y, cosa curiosa, que haya sido justo después de haber ingerido unas 2 copitas del tinto recreativo más pegador, el famoso y espumoso Frizée, frío, y dulce, pero delicioso. Bueno pero tampoco hay que exagerar, que tampoco me voy a poner a estacionar entre coches después de un frizee, sería una torpe generalización de esta teoría, je.