Un award y Giulia.

Pues bueno; últimamente no me había parado por feroz dizque por andar de estudiosa y trabajosa, aún me falta un etsamen pero pues ya pasé el más fiero :D.. La novedad es que me llegó de parte de una muchachita muy dulce esta dinámica de Thinking blogger's award.. chasss!! toy sorprendida jaja. Bueno aquí van 5 blogs (si pusiera todos los que leo no acabaría, y todos a su modo me hacen cuestionarme cosas) que me hacen reflexionar, lo cual siempre se agradece..

<Alejandra: desde Chile nos llega su sensibilidad para tratar de la vida cotidiana, y su inmenso talento para escribir es como un bálsamo: “hoy Dios huele a eucaliptus”.

<Chica x: la chaparra que hace reflexionar con las anécdotas más divertidas… pastel de chocolate con helado de vainilla :D

<Cynthia: belleza por donde se la vea, ternura al 1000%, ella es capaz de emocionarse por la vida con la inocencia de un niño y la melancolía de quien ya ha dejado la infancia.

<Erick: él dice que no sabe vivir, pero escribe tan bien que para mí que sí sabe, nomás se hace el que no.. ;) Todo un talento narrativo esperando ser descubierto, yo ya lo encontré ;)

<El Pelus: un gran amigo y confidente desde hace ya mucho tiempo, este morro desde Jalisco inspira con esa pasión tan delicada que tiene para crear historias.

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Bueno, y en otro orden de ideas, resulta que el lunes surgió la historia de Giulia. A continuación, el texto.

Giulia iba en el auto, llovía y estaba en silencio. Se sorprendió al darse cuenta de lo insensible que se sentía, por redundante que esto parezca, y se desconoció tanto que tenía la impresión de no ser ella.

Se dio cuenta que todo el drama que hizo la semana anterior, el martes cuando según ella Alberto la despreció, fue algo que se hizo y se deshizo en su mente. Absolutamente todo. La afición por él, las miradas, las fantasías, todo, y después su “categórico” rechazo también fue producto de su imaginación. Ella esperó de él una actitud de interés que él antes no había dado, ni estaba en posición de dar. Y sufrió y lloró y se enojó por un rechazo que en realidad no ocurrió. ¿Curioso, no?

Después de ese pseudo rechazo decidió hacerse a un lado, tragarse el orgullo para mantenerse neutral y dejar los dramas, llevarse con él como antes de que le empezara a gustar y hacer de cuenta que nada había pasado. Así se mantuvo, casual, distante y alegre, y ayer fue una tarde normal, estudiaron, sí, y no sintió ya esa “química” que creía sentir, pues lo vio a él desde otro cristal. Y le pareció otra persona por completo, todo tosco, brusco y opaco (si habrá visto esa opacidad en otras ocasiones, con otras personas, tantas veces en Calderón, sólo para recaer y recaer), y al final sintió como si esa opacidad en verdad viniera de ella, no de él. Todo dependió del cristal con el que miraba.

Era ella la que no era ya capaz de sentir su mirada, de hacerlo mágico, de buscar su contacto, su calor.

Ese día estuvo dentro de sí misma, aislada, y sin la ansiedad, sin la chispa de necesitar a alguien, en este caso, a él. ¿Suena tranquilo, no? Lo es. Entendió los temas que les explicaba Pauletta con singular concentración.

Pero ya sola, manejando hacia su casa fue cuando la golpeó: ¡no sintió nada, nada de ternura! Pensó: “¿Quién soy si no puedo enternecerme, buscar cariño, necesitar que me hagan vivir con la mirada?”

“¿Quién soy?”

Se descubrió insensible, por primera vez seca, desengañada pero no de la persona, sino de ella misma y de sus sueños; se descubrió impotente y resignada. Rodeada de mediocridad (porque Alberto le pareció mediocre, lo aceptó) y eso la hace a ella misma mediocre. Y no lo dijo ni por Pauletta ni por Mac ni nadie más, no.

Mediocre por fijar sus ilusiones en alguien más, por darle el poder de rechazarla, a alguien que como Alberto no tiene idea DE NADA. Y no es que eso sea malo, no, ni lo menosprecia ni lo juzga, pero en realidad eligió al primero que tuvo a la mano para que la contenga. Para que la llene y la justifique, y llegado el momento, cuando la fantasía ya no sea sostenible, derrumbarse, encenderse de ira, vaciarse de llanto por tristezas anteriores y finalmente llegar al mismo punto de partida: su propia mediocridad.

No sabe, tal vez sea muy duro. Tal vez dramatiza o trata de interpretar cosas donde no hay nada que interpretar.

O tal vez simplemente está madurando, entendiendo apenas lo que significa hacerse cargo de sus sentimientos, empezar a ver las relaciones en función de lo que ella le puede brindar al otro, y no tanto de lo que el otro le brinde a ella. Pero en verdad, no sólo en teoría. A partir de la aparente insensibilidad que se está descubriendo, construir una nueva confianza en sí misma, en la que el objeto de su afecto no sea alguien que le acapare los sentidos y la voluntad, sino el producto de una serie de elecciones que empiezan en estar bien con ella misma, sin la droga de la fantasía.

No sabe, es raro.

Sin embargo, por un breve instante sí llegó a sentir algo de esa calidez humana básica, esencial, pero no fue con Alberto. Y más que un deseo de ser protegida o seducida, fue un deseo de dar, dar placer por el placer mismo, por la sensualidad pura y la condición humana. No esperando la gratificación del otro hacia mí como respuesta, pues la gratificación misma ya estaba en la intención del acto, en la intención de la caricia que en ese momento ella fue completamente capaz de dar. Pero ella era la dueña de la caricia, y no al revés.

Insiste, fue raro. Ella generalmente no es de sentirse así. Pero bueno, siempre hay una primera vez …